lunes, 19 de mayo de 2008

Crítica irracional

Hablemos hoy de la crítica. Es el difícil arte de decir lo que uno piensa y valora, sin tapujos ni consideraciones. Supongo que al decir esto, muchos de vosotros os habréis acordado de Risto Mejide, miembro del jurado de OT.

Podríamos decir que este señor hace su trabajo muy bien. Bien es cierto que recibe un número ingente de críticas (irónico) sobre si esta interpretando un papel, sobre como trata a los participantes, sobre las cosas que dice, etc. Sin embargo, centrándonos en el aspecto puro y duro de su trabajo de crítico de OT, no podríamos achacarle pega alguna.

Al fin y al cabo, creo que el objetivo de toda crítica es hacer que nos demos cuenta de nuestros fallos (nadie es buen juez de sí mismo). Una persona sabia sabrá aprovechar la crítica para mejorar. Una persona débil solo se rendirá, creerá que la crítica es algo personal, se enfadará, y así, una infinidad más de comportamientos infantiles.

Ser un buen crítico no es nada fácil, pues necesitas de amistades que te valoren tal cual eres, sin que tengan miedo a que les digas la verdad. En cambio, ser un crítico mediocre es algo más fácil. Un crítico mediocre puede dar la misma nota que uno excelente, sin embargo, la diferencia estará en la valoración. El crítico bueno dirá lo que tenga que decir sin tapujos, sin importar si los débiles se ofenden. El crítico mediocre intentará suavizar el veredicto, aunque después la nota será la misma, con lo cual el criticado tendrá la sensación de haber sido apuñalado por la espalda.

Otra de las intervenciones más acertadas de Risto, en mi opinión, fue en la pasada gala, en la cual afirmó que la audiencia tiene una falta total de criterios a la hora de votar. Lo triste es que esto sucede muy a menudo.

Hablemos por ejemplo, de las votaciones en clase. Por ejemplo, hoy el señor Manoló me ha contado que ha hecho una magnífica rueda de prensa. Tras lo cual, todos los compañeros le han dado notas entre 8 y 9, salvo un grupo de chicas, que le han concedido un 7. Un espectador externo diría "¿es que no pueden tener una opinión diferente?". Y yo le diría: "por supuesto que sí, pero hay más en este asunto". Un espectador interno sabe que existen enemistades, que acaban expresándose en estas valoraciones.

Otro ejemplo sería, como ya he dicho antes, una total disparidad de criterios. Si un grupo hace la valoración "es un trabajo mediocre, aunque se nota que habéis trabajado" y pone un 7, no puede venir otro grupo haciendo la misma valoración y poner un 8. Lo más sorprendente de todo esto, es que los sujetos mencionados ni se dan cuenta ni se avergüenzan de su falta de criterio.

Aun así, el caso anterior sería suponiendo una inteligencia extrema, de la cual muchos carecen. Normalmente, el comentario más inteligente que se puede oír es: "nos ha gustado porque sí, porque esta muy bien, y eso...". Que profundo ¿verdad?

Esto es solo una muestra más de que la comunidad de los "tontitos" ha llegado a conquistar incluso las aulas universitarias. Suerte que existe gente como Risto para poner a los lloricas y quejicas en su sitio.

Un saludo.

2 comentarios:

eugeninho dijo...

Haciendo uso de la moralja de tu entrada tengo algo que decir, estoy en parte en desacuerdo.

Digo en parte porque coincidimos en la idea central; sin embargo, no creo que Risto sea un buen ejemplo.

En mi opinión Risto no es más que un personaje. Alguien que ayude a crear comidillas entre la gente. Puede que diga verdades y estan llamen la atención, pero simplemente la llaman porque estamos acostumbrados a escuchar en estos programas como los jueces y los juzgados juegan a "comerse las pollas" entre ellos.

Anónimo dijo...

Es cierto Euge, que hace un papel. Sin embargo, creo que su trabajo de crítico (decir la verdad para ayudar a mejorar, sin darle vueltas) no lo hace tan mal. Eso sí, de ninguna manera estoy defendiendo este programa basura. Solo hay que ver que enseñan durante 10 min como lloran los participantes, y luego se quejan que no tienen tiempo para cosas más interesantes como el jurado...

Un saludo Euge.