jueves, 29 de mayo de 2008

Historia de un berrinche




Hola queridos lectores. Hoy voy a hablaros de un tipo especial de gente. Son personas que, por más que crezcan, nunca pararán de enfadarse por tonterías, aunque así no logren nada. Son incapaces de reflexionar las cosas por un momento de forma fría, solo saben enfadarse y ya no escuchan cuando se les habla. Lo mejor, evidentemente, es que creen llevar la razón.



Voy a ilustraros con algo que ha sucedido hoy en clase. Tocaba examen de Comunicación Global. Para que podáis situaros en el contexto, os explicaré el funcionamiento de la asignatura.



El primer día de clase, el profesor entró y nos propuso que nosotros mismos, los alumnos propusiéramos un sistema para llevar adelante el curso (ya he hablado de este profesor en otra ocasión). El resultado fue el siguiente (aquí os incluyo solo lo referente al examen, que es lo que nos interesa en este caso):



La clase (unas 60 personas) se dividirá en tres grupos. Durante el curso habrá tres exámenes de los seis temas en los cuales se divide la asignatura. Antes del primer examen, uno de los grupos debe entregar 50 preguntas tipo test creadas por ellos mismos. De esas 50 preguntas, el profesor escogerá 10 y las colocará en el examen. Así, cada uno de los 3 grupos deberá entregar 50 preguntas en uno de los exámenes.



Ahora vayamos a la parte divertida del asunto. En el primer examen, las preguntas estaban bien hechas (no quiero ponerme en un pedestal, pero yo formaba parte de este grupo). En el segundo examen, sin embargo, las preguntas estaban mal. Cuando digo mal, me refiero en general: o eran muy fáciles, o estaban mal planteadas, o la respuesta seleccionada era la errónea, etc. En esta caso, el profesor se enfadó bastante, aunque dejó que siguiéramos adelante con el examen. Sin embargo, nos avisó que lo dejaba pasar solo por esta vez. Si en el siguiente examen hacíamos preguntas de la misma calidad, se inventaría el mismo las 10 preguntas.



Pues bien, el día ha llegado. Cuando anoche estaba estudiando para este examen, tenía mis sospechas sobre lo que pasaría. Al leer algunas de las preguntas, sólo podía pensar que, o eran obra de un retrasado mental, o era alguien muy vago, o la persona en cuestión ha dejado que su papa le hiciera los deberes (por desgracia, no lo sabremos nunca ya que la presentación de las preguntas es anónima).



En cualquier caso, al llegar el profesor a clase, ha cumplido con su amenaza. Nos ha explicado que las preguntas estaban mal hechas, que le parecía una tomadura de pelo (a él todo le parece así) y que ha incluido preguntas de cosecha propia en el examen.



Ahora es cuando llega el momento del berrinche. En clase, hay unas cuantas personas que creen que deben defender sus derechos a toda costa, no importa si no tienen la razón (aunque dudo mucho que se hayan parado a pensar si la tienen realmente). Así, en el berrinche encontramos varias fases.



En primer lugar, lo único que se puede decir es que "Yo hice bien mi parte, y no es mi culpa si los demás no han hecho bien la suya. Por tanto, no puedes castigar a todos por culpa de unos pocos." Esta sería la fase rastrera en la cual dejas por los suelos a los demás para salvarte tu.



A continuación... bueno lo siento, pero no hay más fases. Lo único que sucede a partir de aquí, es que tanto profesor como alumno repiten sus argumentos una y otra vez (creo que en torno a unas 10 veces), con lo que se forma un desagradable y aburrido bucle de discusión.



Debo reconocer que mientras tanto, no podía contener apenas la risa. Os explico: en mi clase somos todos muy listos. Y claro, a la hora del examen, nadie ha estudiado usando los apuntes, todos se han aprendido de memoria las 50 preguntas formuladas. Ahora, al no ser válidas todas, el pánico invade el aula.



Es en este momento cuando las personas con berrinche, en vez de reconocer su culpa por no estudiar bien, prefieren seguir discutiendo con el profesor, a pesar de que su temblorosa voz denota que les falta poco para echarse a llorar de la rabia (esto no es broma).



Desde luego, el momento más gracioso de esta tensa discusión es cuando el profesor ha dicho "¿Queréis que lea alguna pregunta para que veáis la mierda que habéis hecho?". Entonces yo le sugerí amablemente "Lee la 11, la 11 es la mejor, mi favorita". No importa ahora mismo cual era la 11, solo sé que era la pregunta más estúpida que he visto en mi vida, teniendo en cuenta que nos encontramos en una universidad, el máximo centro intelectual posible para un estudiante. De esta forma, el profesor pudo demostrar a los protagonistas del berrinche que no tenían toda la razón que ellos creían (de hecho, no tenían ninguna razón).



Cuando digo que era el momento más gracioso, me refiero para mí, ya que a los que habían cogido su berrinche no les habrá hecho mucha gracia (de hecho, al acabar la discusión, vinieron a decirme "amablemente" "que porqué metía más cizalla, que era un cabrón"). Sin embargo, no hay que hacer mucho caso.



¿Acaso creían que por más que griten y se enfaden el profesor iba a cambiar el examen a esas alturas? Por esto mismo me da igual si alguien que no tiene la razón viene a decirme qué debo hacer y qué no. No hay que prestarle importancia. Y es que es una de las cosas que más rabia da, cuando alguien discute sin tener la razón (Almu lo sabe bien conmigo, que soy yo el que no suele tener la razón).



Lo mejor de todo, es que yo sacaré un 5 en este examen, ya que solo me sabía la mitad de las 10 preguntas. Tampoco importa demasiado, ya que tengo un 10 y un 9 en los dos exámenes anteriores. Aunque suspendiera este con un 0, igualmente aprobaría la asignatura. De la misma forma, todos (o casi) mis compañeros tienen nueves y dieces en los exámenes anteriores. Entonces, la cuestión es, ¿porqué se enzarzan en discusiones sin sentido?



Puede que sea por mejorar su expediente académico, por lograr una matrícula, quien sabe... En cualquier caso, es bastante repugnante lo que la ambición excesiva puede lograr en algunos seres humanos.



Un saludo.

2 comentarios:

Luis dijo...

Muy ilustrativa la imagen. Creo que hay gente que se preocupa demasiado de cosas demasiado estúpidas. La vida va más allá de esas tonerías.

Hipocresía? sí. Hubo un argumento que se basaba en que en teoría "la clase no debía ser un trámite para cumplir expediente", pero luego sólo se preocupaban del examen, de las preguntas del examen, y del poco tiempo que se dio para avisar del cambio del puto examen.

Hay cosas más allá que aprobar 4 o 5 asignaturas. Es la actitud. La carrera es una prueba de resistencia, sólo con una actitud adecuada se supera, joder.

Para no ser tan abstractos, hace tiempo me dí cuenta que el 90% de la clase era demasiado feliz, demasiado alegre, demasiado standar. Una piña de felicidad (quizás amparada en el desconocimiento). Bueno, hoy he visto como reacciona esa piña cuando intentan cortarla en rodajas, y encima con razón.

Me ha quedado demasiado filosófico. Demasiado... demasiado.

Forgiven Princess dijo...

En fin. Berrinches hay en todos sitios. Yo te puedo asegurar que en mi clase no hay NI UN PUTO EXAMEN que no sufra cambio de fecha, ni un solo trabajo que tenga una fecha fija de entrega.
Es... ABSURDO. Como ellos.
En fin. Un besote!