Los que molan y los que no molan

Creo que esto, durante la historia de la humanidad, no ha tenido en absoluto importancia alguna. Es pues, un fenómeno bastante reciente. Evidentemente, va ligado al fenómeno de la moda. Normalmente, solo afectaba a los jóvenes hace algunos años, pero hoy en día, cualquiera es susceptible de sufrirlo.

Pues bien, desde que llegamos al instituto aproximadamente, seguramente todos nos hemos preguntado multitud de veces: "¿molo o no?". Sin embargo, en el instituto era fácil notar quien molaba. Esto es, básicamente, porque solo había dos tipos de estudiantes.

Por un lado estaban los que se podría decir que molaban. Siempre eran grupos de chicos y chicas, siempre hablando de cosas tan sofisticadas como móviles, ropa, la borrachera que se pillaron el sábado (de esto particularmente orgullosos, ya que hace pocos meses que han comenzado a ir a los botellones), de que alguno de ellos es el primero en fumar (este sería el líder del grupo normalmente).

Por otro lado, podríamos decir que estaban los que no molaban en absoluto. Se dedicaban a hablar durante todo el recreo mientras daban vueltas por el patio, se sentaban en pequeños grupos del mismo sexo a hablar de cosas intrascendentales, a pelearse como niños pequeños (siempre en broma). En definitiva, podríamos decir, todas aquellas personas que vivían en otro mundo y no se daban cuenta que los demás se burlaban de ellos por esto mismo.

Pero, ¿y cuando crecemos? ¿Quién mola? Aquí, la cosa, se ha vuelto algo más compleja que en el caso anterior. Para hacer un análisis ordenado, volvamos a utilizar los dos grupos antes mencionados.

Los que molaban, siguen creyendo que molan. Incluso creen que molan mucho más que antes. Sin embargo, su desgracia es que, probablemente no se sacaron ni el graduado de ESO, posiblemente se dieron a la mala vida de la droga, tienen que estar en un trabajo mediocre por no haber estudiado (mediocre, pero al fin y al cabo, alguien tiene que hacerlo). Eso sí, molan mogollón. ¿Y esto porqué será? Pues esta claro: visten como tantos otros millones de personas (ropa cara, de vistosos colores, cinturones que parecen joyas, vaqueros desgastados, zapatillas de estilo "rebelde"). Están pendientes de los mismos fenómenos mediáticos que tantos otros millones de personas siguen. Es más, éstos fenómenos mediáticos son su vida. Mientras no están viéndolos por la televisión, los estarán comentando constantemente con sus amigos, familiares, novios/as... Y todo esto, siempre les aporta un placer, porque en su grupo, todos opinan igual, hay un claro consenso sobre lo que mola y lo que no mola. Y así viven felices, en su pequeño y simple mundo, sin conocer mucho más de la vida. Así, como tantos otros millones de personas. Sin identidad ni camino propio. Sin embargo, no se lo digais, pues ellos creen que son originales y modernos, que son únicos; pues si se lo decís, podrían deprimirse.

Y mientras tanto, ¿qué ha pasado con los que no molaban? En este caso, pueden haber pasado dos cosas. La primera sería que los que no molaban se hayan dado cuenta de ello. Por eso, habrán decidido que tienen que molar a toda costa. Entonces, se volvieron como el primer grupo: se compraron la ropa que llevan todos, se pusieron a beber y a drogarse, se acercaron a miembros del otro sexo para empezar con sus relaciones íntimas, relaciones sin embargo, falsas, ya que todo es apariencia, para aparentar que molan. Cuando están cerca de las personas del otro sexo, ellos no experimentan amor, solo líbido, ganas de practicar el sexo. Y es otro de sus problemas, confundir amor con sexo. Sin embargo, poco importa, ellos nunca se darían cuenta del pequeño matiz del concepto.

Pues bien, este podría decirse que es el grupo descarriado. Quitando a estos, sólo habrá quedado un pequeño número de personas que no molan. Éstas personas, antes de poder siquiera darse cuenta de lo poco que molan, ya estaban en la universidad estudiando una carrera y dirigiendo su vida hacía algún sitio. Aunque, de nuevo, con esto no basta. Y es que, queridos lectores, este es el grupo que más difícil lo tiene. Vuelve a presentarse una dificultad en su camino.

Solo perseverarán los que tengan una voluntad de hierro. Otros, simplemente verán que se han equivocado de lugar. Entonces, darán media vuelta y se irán de la universidad, dándose cuenta de que no es su lugar. Sin embargo, estos al menos ya han podido más que los que ni siquiera llegaron hasta aquí. No tendrán una vida demasiado plena, aunque al menos serán conscientes de ello y tratarán de solucionarlo; es un comienzo.

Por último, la selección natural ha hecho su trabajo y solo han quedado los mejores. Los que han acabado sus estudios y son verdaderas fieras intelectuales en su campo. Estos pasarán a formar parte de una distinguida élite nacional de intelectuales (cada vez más escasa por cierto). Entonces, desde su elevada posición, se pondrán a contemplar hacía abajo, hacía la sociedad, y se darán cuenta. Los que antes parecían molar, no son más que ganado. Ahora, trabajarán para y servirán a los que han llegado a la cima.

Aunque como he dicho antes, ellos no serán consciente de ello, ya que se pondrían muy tristes. Ellos seguirán creyendo que son los que molan, seguirán inmersos en su mundo de bienes materiales y cultura televisiva, mientras que, desde lo alto, son contemplados por los que no se dejaron atrapar por las modas y costumbres, por los que pudieron encontrar su propio camino y lograron llegar al final.

A esto es a lo que todos debemos aspirar. Ya que tenemos solo una vida (si alguien tiene noticias de lo contrario, que se ponga en contacto conmigo), no deberíamos desperdiciarla haciendo lo que todos, invertirla en ser unos perfectos mediocres. Al menos, eso creo yo.

Un saludo.