jueves, 22 de mayo de 2008

La incoherencia hecha persona

Hoy os hablaré de cierto profesor que tengo. El primer día de clase, nos dio un discurso de quién quería comerse el mundo. Nos explicó que se había tomado un año sabático y que había reflexionado mucho durante ese tiempo sobre el sistema educativo universitario (como si fuera un gran pensador). Había llegado a la conclusión de que el sistema era ineficaz, que las clases eran aburridas y que no se aprendía nada.

Por todas estas razones, el profesor decidió que, ya que las personas pensantes del país habían fracasado diseñando el sistema educativo, mejor que nos diseñáramos nosotros mismos, los alumnos, la mejor manera de llevar el curso en esa asignatura.

A la hora de hacer propuestas, yo propuse que todo fuera igual que siempre en todas. Sin embargo, en la clase no se pensaba igual. Finalmente, se decidió que había que entregar resúmenes de los temas que se estudiaran en clase, así como asistir a clase para ganar puntos en la nota final. El examen sería un test de 10 preguntas. Para su diseño, los alumnos deberían proponer 50 preguntas, de las cuales el profesor elegirá 10.

Comencemos a comentar la estupidez humana presente en este asunto. En primer lugar, la de mis compañeros tontitos (suerte que no fueron todos). Se nos da la posibilidad de elegir el mejor sistema para nosotros, y los señores inteligentes eligen entregar resúmenes y asistir a clase de forma obligatoria. Es decir, se condenan a sí mismos a trabajar más de lo que trabajarán en cualquier otra asignatura de este curso.

Por otro lado, hablemos de la estupidez del propio profesor. Primero nos soltó la charla sobre el hecho de que las clases en las cuales el profesor hablaba y los alumnos copiaban eran aburridas. Eso esta muy bien, pero es totalmente hipócrita, teniendo en cuenta que luego todos teníamos que copiar para entregar un resumen de cada tema. ¿Donde está la innovación? Esto es similar a la manera en la que Franco llegó con los humos muy altos y lo rápido que se le bajaron en unos años.

En cuanto al examen, lo más triste es que, a pesar de tener la oportunidad de estudiar de memoria todas las preguntas, hay gente que ha suspendido de forma penosa. Esperemos que en el paso de 1º a 2º curso este tipo de gente se vaya a otro lado...

¿Más cosas que decir? Hablemos del orgullo estúpido del profesor. La primera forma en la que esta se manifiesta, es en su soberbia. Si le hablamos al profesor sobre alguna exposición, charla o idea de alguna persona del mundillo publicitario, éste siempre nos dirá que son patrañas y estupideces. O eso, o nos dirá un ejemplo de una campaña, que curiosamente siempre es suya, que curiosamente nunca salió al mercado, pero que curiosamente era muy buena. Vamos, que nos contaba su vida esperando que creamos que es el mejor publicitario que jamás ha caminado por la tierra.

Otro aspecto en el que se manifiesta su estúpida soberbia, es en cuanto a la asistencia al examen. Según él, es obligatorio ir a los examenes. Sin embargo, se de buena tinta que más de un vago parásito social no vino porque se durmió. Por supuesto, la excusa fue que estaba malo. El profesor se la aceptó sin pedirle un justificante médico ni nada por el estilo. Luego, habilitó una segunda convocatoria para todos aquellos que no fueron al examen. Pues bien, en el siguiente examen, a una amiga mía le coincide la fecha con el examen práctico de conducir. Todos sabemos, que disponemos de dos intentos para aprobar, tras los cuales debemos renovar los papeles de la DGT por 200€. Obviamente, una vez nos hemos apuntado a un examen, si no asistimos perdemos la oportunidad y es como si hubiéramos suspendido. Pues bien, a mi profesor no le da la gana de permitirle a mi amiga presentarse otro día y, perderá un intento debido a la estupidez de este sujeto.

En definitiva, me he llevado la impresión de que este profesor no reune los requisitos necesarios para poder dar clase. No tenía nada preparado (ha hecho que nosotros inventemos la manera de dar clase), y desde luego, sus clases no son nada interesantes. Nos explica cosas obvias y se tira más de la mitad de la clase contando anécdotas. Aunque claro, nos hace ir para que firmemos la asistencia. Es el ejemplo perfecto de la tiranía. Por suerte, este profesor no da clase en cursos superiores. Es toda una suerte.

Un saludo.

1 comentario:

Forgiven Princess dijo...

OMFG. Qué compañeros tan sumamente estúpidos tienes. Te compadezco, aunque los mios son muy parecidos...
Un besote!